Beneficia y modifica tu cerebro practicando actos de bondad

Written on 11/29/2019
Ebenezer CF


La vida se compone de pequeños detalles. Es en estos gestos cargados de afecto y reconocimiento donde se encierra la auténtica sabiduría, esa que beneficia a nuestro cerebro y que nos conecta con los demás de la forma más íntegra y noble posible y nos recuerda que fuimos hechos a imagen y semejanza De Dios.

Charles Darwin habló en su momento de la importancia de la bondad en el ser humano.

Según  él, este sería en realidad nuestro instinto más fuerte y valioso, el que posibilitaría la propia supervivencia no solo de la humanidad como especie, sino de todos los seres vivos. Sin embargo, la bondad no se practica con la frecuencia necesaria.

En el mundo espiritual esta esta establecido que quien siembra cosecha,  siembra semillas de bondad en cada uno de tus actos, y recogerás a su tiempo. Porque aunque los demás no los perciban, tu  mente estará siempre en sintonía con tu corazón.

La bondad tiene un espacio muy concreto en el cerebro: comparte los mismos mecanismos neuronales que la empatía. Mientras una identifica necesidades, la la otra traduce esa sensación en un acto espontáneo y profundo por propiciar el bien, por ofrecer ayuda y bienestar.

Este mecanismo excepcional tiene en nuestro cerebro un fin muy concreto: hacernos entender que somos mucho más fuertes estando conectados los unos a los otros que en soledad.

Estamos «programados» para practicar la bondad

‘Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida….” Y esto ocurre porque hemos establecido una buena relación con Dios, entonces desarrollamos parte del carácter de Dios, quien en escénica es “ bondadoso”

Jerome Kagan es un conocido y veterano profesor de psicología en Harvard que defiende la idea de que nuestro cerebro está programado para practicar la bondad. Sería una inclinación biológica, la misma que Charles Darwin  enunció en su momento, donde el amor, la compasión o el cuidado tienen una finalidad muy concreta: permitirnos sobrevivir como especie.

Daniel Goleman nos recuerda que una de las emociones más intensas para nuestro cerebro es el de la compasión. Todo el sistema límbico reverbera en múltiples conexiones cuando la practicamos.

Se liberan además neuroquímicos como la oxitocina, y se orquesta de pronto toda una melodía de emociones positivas donde la empatía, la reciprocidad o el deseo expreso de propiciar el bien, nos ennoblece aún más como especie.

Terminamos aprendiendo el carácter De Dios, porque las emociones «se Contagian», y que nuestras neuronas nos permitan identificar las necesidades en otras personas

Salmos 19:1: “Los cielos proclaman la gloria de Dios”, significaban que el estudio de la creación era compatible con la cosmovisión cristiana

En otras palabras, la ciencia y las Escrituras son simplemente dos fuentes de revelación.

 Se dice que Darwin no fue influenciado por la religión; estudió la naturaleza y “descubrió” cómo realmente funcionó. A partir de sus observaciones empíricas, propuso una idea que explicaba cómo la vida se desarrollaba a través de procesos naturales sin la intervención directa de un creador.

 En realidad, Darwin tenía ciertas suposiciones acerca de Dios y cómo crearía eso que era inconsistente con lo que encontró en el mundo natural. En resumen, Darwin estaba convencido de que su teoría era cierta porque sin Dios no se habría creado el mundo tal como lo encontramos..

Entonces dijo Dios hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza...

Para descomprimir brevemente esta frase, si consideramos las palabras hebreas usadas aquí para “imagen” y “semejanza” y la palabra griega (eikōn), parecería que Dios nos creó para ser similares, pero no idénticos a sí mismo.

Considere solo tres maneras en que somos similares a Dios.

Somos espirituales. Parte de nuestra naturaleza es un alma o espíritu inmaterial unido con un cuerpo físico.Somos personales, es decir, somos seres conscientes y racionales. Tenemos una mente, voluntad y emociones.Tenemos el poder de elegir. A veces denominado agentes libres, tenemos la capacidad de deliberar y tomar decisiones.

Finalmente, ninguna discusión sobre el punto de vista cristiano de la naturaleza humana estaría completa sin considerar la Caída. Tan únicos como somos, tanto como fuimos creados para estar en comunión con Dios y entre nosotros, el hecho más cierto y doloroso es que algo está terriblemente mal.

El darwinismo y la cosmovisión materialista que apoyan, debe negar nuestra conciencia diaria del mal. En nosotros mismos, en nuestra cultura, incluso en cierta medida en la creación misma, nos enfrentamos constantemente con los resultados de la rebelión humana.

El cristianismo explica la existencia del mal, nuestra aceptación y repulsión por él; y ofrece una solución en la persona y obra de Jesucristo

No huyas de un desafío. Comprométete, aprende y confia en que Dios es Soberano, aprende los beneficios de practicar actos de bondad.

Crossexamined.org

Bibliografía: » Neurociencias » Cerebro » Practicar la bondad beneficia y modifica nuestro cerebro